El romance cautivó a Guayaquil en la voz de Pablo Alborán
El calor de Guayaquil recibió a Pablo Alborán y sus fanáticos en el Coliseo Voltaire Paladines Polo la noche del 29 de noviembre, para un espectáculo musical que no solo cautivó por el talento del español, que llegaba por primera vez a la ciudad, sino también por los detalles en la organización del evento y una función de luces y pantallas que dieron color a la presentación.
Alborán inició su carrera hace más de 10 años, cuando se grababa cantando y publicaba los clips en internet. Por su pasión y la capacidad de su voz, el vuelo directo al estrellato no tardó en despegar. Fue así que, desde entonces, ha grabado seis exitosos álbumes cuyas románticas canciones cruzaron el océano Atlántico para enamorar a miles.
Entre globos, pequeños letreros y grandes pancartas, el público guayaquileño recibió a Pablo Alborán para gozar de una noche que le cantaba al amor y al desamor. El club de fans del artista se hizo presente en el evento brindando a los asistentes varios detalles para destacar ante los ojos del cantante y ambientar sus canciones más famosas.
"La cuarta hoja del trébol somos nosotros mismos", dijo el malagueño de 34 años anteriormente durante una entrevista, haciendo referencia al nombre de su último álbum, ‘La Cuarta Hoja’, y explicando el significado detrás de aquel título que también identificó a este tour musical. Por ello, el club de fans de Alborán decidió entregar globos con forma de trébol de cuatro hojas para que los admiradores le dieran la bienvenida al intérprete.
‘Solamente tú’ y ‘Saturno’ también tuvieron elementos mediante los cuales se buscaba que el público interactúe con Pablo. Para la primera, se entregaron varios letreros con la frase “Haces que Ecuador se despierte con tu luz” y para la segunda, un globo en forma de astronauta en referencia a la locación espacial donde, para el cantante, descansan los hijos soñados y nunca concebidos de las parejas que decidieron separarse.
Mientras corría el evento, el protagonista de la noche reveló que tenía un regalo para los fanáticos que asistían a sus conciertos: una canción inédita que mezcla la clásica güira de la bachata, con los colores del flamenco, y un coro que enseñó a los presentes previo a presentarla para que puedan cantarlo con él al unísono.
El artista bailó, rió y sudó junto a los guayaquileños, muchos, con sus parejas de la mano mientras gritaban las románticas letras de Alborán, quien en varias ocasiones, reemplazó palabras de sus canciones por el nombre de esta ciudad.