Cuatro estudiantes le construyeron casa a humilde abuelita
En Ecuador, el 32,2% de la población de encuentra en condición de pobreza.
María Tomasa Tipán vive en compañía de sus dos perros, a los que no abandona bajo ninguna circunstancia. Tiene 86 años, y sus seis hijos partieron de casa hace mucho. De ellos, solo ha logrado mantener el contacto con dos: Irene y Marcia, que velan por las necesidades de su madre.
La vivienda de María, ubicada al sur de Quito y construida por sus padres hace ya varias décadas, se dejó envejecer con los años hasta convertirse en un lugar inhabitable. La pandemia también jugó en la partida de la escasez. Antes de la llegada del COVID-19, la mujer había hecho del interior de su hogar, una pequeña granja, en la que comercializaba leche de vaca y huevos de gallina.
Aunque Marcia e Irene intentaban ayudar a quien les dio la vida en lo que les alcanzara el bolsillo, la precariedad no se apiadó del entorno. María forma parte de las 5,7 millones de personas que, según un reporte del Instituto de Estadística y Censos (INEC), se encuentran en condición de pobreza.
En 2020, el inicio de un cambio llegó de la mano médica. Una fundación especializada en el adulto mayor, realizó brigadas de salud en el sector donde María habita. Fue entonces que, mientras se le hacía una valoración, uno de los médicos observó el estado en el que ella vivía. Conmovido por la situación, decidió iniciar una colecta para remodelar la residencia.
La historia llegó a redes, y no tardó en ser difundida. Aunque la campaña recolectó 2 mil dólares, en términos de construcción, no alcanzaban ni para terminar los cimientos del hogar.
La situación de María llegó a oídos de Daniela Fonseca (23), Francisco Díaz (23), Alejandro Campos (23) y Richard Andrade (22), un grupo de estudiantes de arquitectura que no dudaron en ofrecer sus conocimientos para llevar a cabo el proyecto.
Sin remuneración alguna, los cuatro jóvenes pusieron en marcha un plan de autogestión en el que recaudaron diferentes donativos, a través de diversos medios. Publicaron el caso en sus redes, abrieron una cuenta de Tik Tok, y redactaron cartas para empresas privadas, con el objetivo de mejorar el estilo de vida de María Tomasa.
La ayuda anhelada llegó: 15 compañías y 50 personas aportaron con material y dinero para la obra. Vecinos y familia de la mujer se unieron para edificar las paredes de la que sería su “nueva” casa.
El techo volvía a protegerla, y los muros a brindarle seguridad. “Todo se construyó por una suma de voluntades”, recordó Francisco.
Aunque al principio la mujer no confiaba en los jóvenes que buscaban socorrerla, con el tiempo lograron establecer una amistad en la que las diferencias de edades y experiencias no tuvieron cabida.
El proyecto “Casa para María” demoró casi un año en construirse, y fue uno de las primeras obras de METRIQ Estudio, un espacio de arquitectura y diseño creado por el grupo de amigos, que busca dar inicio a su vida profesional, y a oportunidades para apoyar causas como la de María Tomasa Tipán.