Nutrición: ¿Por qué hoy somos más intolerantes?
Factores como la contaminación, los pesticidas o la industrialización han generado que los productos alimenticios lleguen a la mesa mucho más procesados que en décadas pasadas, algo que le está pasando factura al sistema digestivo del mundo entero. La médica nutrióloga, Silvia Rodríguez Pacheco nos comenta que en los últimos años ella ha palpado la situación a través de sus pacientes, quienes llegan a su consulta para descubrir que son intolerantes a ciertos alimentos.
“A medida que pasan los años nuestro organismo reacciona ante determinados alimentos, aditivos y conservantes que provocan en el sistema inmunológico la formación de anticuerpos frente a esas sustancias, ocasionando la intolerancia alimentaria”, explica la especialista al preguntarle: ¿por qué una persona que ha consumido un producto en específico desde la infancia, sin ninguna consecuencia negativa, en la adultez presenta molestias?
Gluten, lactosa, mariscos, chocolate, piña, kiwi o maní, por nombrar algunos, son varios de los alimentos que se asocian a las intolerancias y alergia, señala la doctora.
INTOLERANCIA NO ES LO MISMO QUE ALERGIA
Esta son las diferencias entre intolerancia y alergia alimentaria:
Mientras que la alergia o hipersensibilidad alimentaria es la reacción adversa que se presenta tras la ingestión, contacto o inhalación de un alimento, con una causa inmunológica comprobada. La intolerancia se caracteriza por la incapacidad para digerirlo y metabolizarlo.
En la intolerancia no interviene ningún mecanismo de defensa inmune. Los síntomas son gases, retortijones, diarrea y olor fétido. Y se alivia entre 30 minutos y 2 horas después de comer o beber determinado alimento. En cambio, con la alergia el sistema inmunológico reacciona de forma exagerada, puede ser con síntomas cutáneos, digestivos, respiratorios y, en casos extremos, terminar en anafilaxia.
LA LISTA
Los alimentos que causan las intolerancias más comunes son:
Los lácteos: leche, leche evaporada o condensada, crema de leche, yogur, queso, helados, batidos, postres lácteos, chocolate con leche y alimentos fritos con mantequilla.
Y entre los que no contienen lactosa están: la pasta, el arroz, las legumbres secas, las golosinas duras y sin chocolate, el chicle, el café, el té, las gaseosas, ciertas frutas como la piña y las almendras.
¿CÓMO DESCUBRIR LA INTOLERANCIA?
La experta nos comenta que en consulta se realiza primero la historia clínica nutricional, en esta se solicitan los antecedentes de los síntomas en detalle (qué alimentos y qué cantidades parecen causar el problema). También se puede:
Solicitar información sobre algún tipo de alergia entre los miembros de la familia.
Realizar una exploración física para descartar patologías.
Eliminar hábitos alimenticios sospechosos durante una o dos semanas para luego reincorporar de uno en uno. Este proceso ayuda a relacionar los síntomas con alimentos específicos.
Solicitar exámenes específicos, como un análisis de sangre para medir la respuesta del sistema inmunitario ante un alimento en particular. Se mide un anticuerpo, llamado inmunoglobulina E (IgE), que se relaciona con las alergias.
Hacer una prueba de provocación oral con alimentos. En este examen realizado por el alergólogo se dan pequeñas cantidades del producto del que se sospecha y se va aumentando la dosis de a poco. Si no se tiene una reacción durante esta prueba es posible que se pueda incorporar el alimento a la dieta.
INTOLERANCIAS EN LA INFANCIA
Ciertas intolerancias pueden ser temporales, propias del desarrollo del niño, por lo que pueden desaparecer alcanzados los 2 o 3 años de edad, explica la doctora. En otros casos pueden aparecer a partir de los 5 o 6 años, cuando el niño comienza a variar más su alimentación y se expone a nuevos alimentos.
La intolerancia alimentaria en los niños puede provocar retraso en el crecimiento y problemas de tipo digestivo y cutáneo.
¿CÓMO SE DEBE ACTUAR?
La única forma de prevenir es eliminar el alimento o componente que la origina de sus hábitos o de su entorno. En caso de la intolerancia alimentaria, puede ser suficiente limitar las porciones que se consumen del alimento, para evitar los síntomas.
¿SABÍAS QUÉ?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna en exclusiva hasta los 6 meses de edad y luego hasta 2 años combinada con la alimentación complementaria, una de las razones es disminuir el aumento de infantes con problemas alérgicos. Y es que según la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología la disminución de la lactancia materna y la introducción precoz de la alimentación complementaria está influyendo en que se generen intolerancias. Los expertos resaltan que es la leche de mamá la que ayuda a robustecer el sistema inmunitario.
Asesoría: Dra. Silvia Rodríguez Pacheco