Historias detrás del turbante
Nuestras campeonas olímpicas, Neisi Dajomes y Tamara Salazar, dieron visibilidad a un símbolo afro que abrió la puerta a muchas conversaciones. Algunos hablaban de lazos, otros de moños, y decían que no pudo existir una ocasión más perfecta para mostrar un emblema de lucha, historia, cultura y reivindicación de las mujeres afroecuatorianas.
Pero, ¿cuál es la historia detrás de estos símbolos y por qué son importantes en las comunidades afro? Esta pregunta es respondida por Paola Godoy Quiñónez, gestora cultural y diseñadora de modas, quien aclara que el nombre correcto no es ni lazos, ni pañoletas, son turbantes.
RAÍCES DE LA HISTORIA
La ancestralidad del turbante nos hace viajar a África, mucho tiempo antes de la colonización y de la esclavitud. En ese entonces las mujeres de las distintas tribus africanas utilizaban el turbante con objetivos espirituales “para alejar las malas energías, el miedo, la rabia...”, nos dice Paola. También era un símbolo de vínculo con la naturaleza, “conexión directa con la sincronía del sol, con nuestros antepasados, con nuestros ancestros y dioses”, y dependiendo de cómo lo llevaran puesto, con cuántos moños o hacia qué lado, derecha o izquierda, se indicaba si la mujer estaba soltera o casada.
Este fue el primer significado real del turbante, sin embargo, con la trata de personas negras y la exportación de los africanos hacia América, este significado fue cambiando y se asoció al turbante con diferentes adjetivos peyorativos con los que se calificaba a la servidumbre. “Cuando el turbante llega a América deja de ser un símbolo de poder y conexión, y pasa a ser un símbolo de opresión gracias a la esclavitud”, detalla.
En la diáspora de los pueblos africanos y sus descendientes, la historia del turbante tomó diferentes rumbos y empezó a ser un símbolo de resistencia de sus tradiciones y de una búsqueda hacia la libertad, pues se convirtió en un espacio de las madres afro para poder guardar semillas para alimentar a sus hijos, esconder trazados de caminos de huida o “para guardar oro que se iba a utilizar después para poder comprar su libertad”, relata Godoy. Incluso, en esta época se llegó a obligar a las mujeres afro a tapar su cabello porque se decía que su melena afro o rizada ayudaba o incentivaba a que los hombres blancos se interesaran por ellas.
UN NUEVO SIGNIFICADO
Con el paso de los años y la abolición de la esclavitud, Paola nos cuenta que el turbante nunca desapareció de la vida de las mujeres afro, y que se adaptó a sus nuevas necesidades y costumbres de su vida diaria, como apoyo para cargar cosas pesadas: agua, bateas de ropa... y de la misma manera su significado tuvo un nuevo renacer.
Ya no estaba ligado a la sumisión y pobreza de siglos atrás, sino que se lo empezó a ver con un significado de cultura, identidad, ancestralidad para el pueblo negro y para los ecuatorianos afrodescendiente. “El turbante es un símbolo de resistencia, de coraje, representa belleza, la sabiduría, el respeto y sobre todo el orgullo que sentimos cada uno de nosotros hacia nuestras raíces”, menciona Godoy.
Y desde ahí que las mujeres afrodescendientes continúan con el legado y la tradición de portar turbantes, ahora combinándolos con colores, piedras, plumas y más. “En nuestras comunidades las lideresas lo utilizan con el entrelazado en la parte de al frente porque denota una comunicación directa con nuestros ancestros, con todas esas mujeres que nos abrieron el camino y dieron su vida por nosotros”, comenta la gestora cultural.
Es por eso que se dice que el turbante tiene mucho significado detrás, porque marca un emblema de resistencia, lucha, representa netamente la identidad, el orgullo hacia las raíces y sobre todo la diversidad cultural, demostrando así que somos un país multiétnico y multicultural. “Para nosotros como pueblo afrodescendiente es muy importante usarlo y nos sentimos doblemente felices por el hecho de que Neisi y Tamara hayan usado en sus competencias el turbante, que un símbolo tan importante se haya visto a nivel mundial es algo sumamente gratificante”, culmina.
