El bullying, un verdadero enemigo
El bullying, un enemigo que se puede traducir como acoso, está presente en ambientes escolares, laborales, e incluso en la misma familia.
“La biblioteca era mi lugar seguro en el colegio, allí evitaba que mis compañeras me dijesen palabras hirientes a la hora del recreo o que ‘sin querer’ me cayese un balón de voleibol encima, la verdad a veces lloraba en silencio donde nadie me viese. El acoso que recibía de algunas de mis compañeras del colegio con el tiempo me llevó a la depresión y a conductas alimentarias perjudiciales, pero yo no lo sabía y nunca lo conversé con nadie en casa, mi mamá creía que simplemente era muy callada y que comía mucho, por eso me imponía dietas. Así transcurrió todo hasta que en la adultez llegué a un grupo de apoyo emocional y recién a mis treinta y tantos me di cuenta que había sufrido bullying y que eso había dejado huellas en mí”. Esas palabras son de Estefanía, quien tras la terapia grupal pudo reconocer la raíz de sus problemas de ansiedad y trastornos alimenticios, con los cuales nos que dice batalla “un día a la vez”.
Y es que el bullying, un enemigo que se puede traducir como acoso, está presente en ambientes escolares, laborales, e incluso en la misma familia. Este maltrato, que es repetido e intencionado, busca humillar a una persona, por parte de un acosador que abusa de la desigualdad de poder, y ocurre sistemáticamente a lo largo del tiempo. Lamentablemente, es en los entornos escolares donde podemos presenciar los primeros casos, por ser el primer ambiente en el que los niños empiezan a socializar y a buscar ese sentido de pertenencia, explica la psicóloga Daniella Medina, máster en asesoramiento educativo familiar.
El impacto en las víctimas
Brenda Fuentes, psicóloga clínica, nos explica que las víctimas de bullying pueden generar dificultades en su salud mental y pueden desencadenar trastornos de ansiedad, trastornos psicosomáticos, provocar desesperanza y baja autoestima, aislamiento, depresión y dependiendo de la gravedad de esta pueden tener ideas suicidas y en el peor de los casos llegar al suicidio. Por esa razón, no se puede ignorar estas situaciones y etiquetarlas como que son solo un “ juego de chicos”.
“La persona que es víctima de bullying necesita apoyo tanto en el ámbito familiar, escolar, como individual a través de la atención psicológica para que los efectos del bullying no se conviertan en una situación adversa que deteriore su calidad de vida, si no es tratado, las secuelas pueden perjudicar sus relaciones interpersonales ” nos indica la doctora Fuentes.
Signos de alerta
Si bien cada caso necesita ser estudiado según sus particularidades, sí existen algunas generalidades que pueden alertar a los padres de que un niño está sufriendo bullying:
Alertas físicas: Tiene moretones, rasguños, llega con la ropa rasgada.
Alertas psicológicas: Cambios de humor, irritabilidad, tristeza, desánimo, alteraciones en el sueño (pesadillas, dificultad para dormir solo, se despierta con frecuencia o quiere dormir más de la cuenta).
Otras alertas: Durante las conversaciones casi no hablan de la escuela, ni de los compañeros, como si quisieran evitar hablar del ambiente escolar, otros hacen comentarios reiterativos de que lo molestan, no lo dejan jugar, comenta de los apodos que le ponen o que se le pierden o esconden las cosas. A nivel escolar, sus notas pueden bajar, tener menos interés por el estudio e inclusive faltan más a clases
También pueden manifestar que no quieren ir al colegio, lloran cuando se los está alistando para ir. Sus relaciones interpersonales cambian, se puede mostrar más solitario, no quiere ir a reuniones o fiestas, ya no lo invitan a reuniones o salidas con amigos, ya no habla tanto con sus amiguitos. Además, pueden somatizar, se quejan de dolores de estómago o cabeza desde la noche anterior o al despertar dicen que se sienten mal.
¿Qué hacer ante un caso de acoso escolar?
“Es muy importante que los padres puedan mantener la calma para ayudar a su hijo, si él se anima a contarle, escúchelo con atención, el poder mantener una adecuada comunicación con su hijo es un factor protector. Créale, refuércelo diciéndole que ha sido muy valiente en contarlo, reconozca que es muy difícil hablar de este tipo de situaciones, por eso evite hacer comentarios que minimicen la situación o que parezca que está exagerando”, nos indica la psicóloga Fuentes, quien además recomienda que en el ámbito escolar es importante garantizar una protección efectiva frente a situaciones de intimidación.
Usar frases como: “me lo hubieras dicho antes o por qué no me lo contaste” provocan culpa y mayor humillación en el niño o adolescente, y sin querer se lo puede estar revictimizando. En una situación así lo que el niño o el adolescente necesita es saber que lo van a apoyar, que no está solo en esta situación. “Muchos niños y adolescentes sufren en silencio porque sienten mucha vergüenza, confusión, no entienden por qué les sucede esto, se sienten culpables, temen la reacción que van a tener los demás si se enteran”, comenta esta psicóloga que ha trabajado de cerca los problemas de bullying.
El otro lado del acoso
Así como se piensa en la víctima, también hay que pensar en el agresor. La persona que agrede puede llegar a tener ciertas características en su perfil como una baja autoestima o que necesita mostrar superioridad para sentirse perteneciente y útil. “Dentro de la familia puede haber negligencia, abandono, puede ser un niño que no es atendido por sus padres, no le explican el mundo, no hay un desarrollo ni un acompañamiento en su crecimiento, en sus habilidades sociales, habilidades emocionales, en cómo está regulando sus emociones. Puede pasar también que es reflejo de la familia, donde no hay un desarrollo de habilidades sociales, hay un entorno agresivo, padres ausentes o que no están presentes y no hay una relación, no se siente amado, querido y perteneciente a esa familia”, explica la psicóloga Daniella Medina, resaltando que estos chicos también necesitan apoyo psicológico.
Desde la disciplina positiva, la psicóloga Medina nos habla de uno de los principios clave: el respeto mutuo para poder educar a niños, “yo te respeto pero tu también tienes que respetar al otro, y de esta manera vamos desarrollando la verdadera empatía. De hecho, es un irrespeto ante la infancia dejar de educar por pensar que todavía no necesita aprender, o que es muy chiquito”.
Por eso, también, en el lado del acosador hay que poner atención a conductas como “cuando uno ve en los niños comentarios o frases humillantes, o están buscando destacar a toda costa sin importar si pisan al otro, buscan llamar la atención mostrando conductas inadecuadas todo el tiempo”, ejemplifica Medina.
La prevención es la base
No hay que olvidar que en el bullying hay una triada: agresor, víctima y testigos, los observadores juegan un papel muy importante, acota la especialista Fuentes. “Ellos pueden tomar una posición de neutralidad mirando lo que sucede sin decir nada o en otros casos alentando, riéndose, esparciendo el rumor etc. Tomar una posición de neutralidad ayuda al agresor, nunca a la víctima, el silencio contribuye a que el bullying se mantenga, sin embargo, pueden ser parte de la solución al tratar de intervenir, ayudar, informar, pedir ayuda a un adulto. Los testigos tienen la empatía que le falta al agresor y la asertividad que necesita la víctima”.
Por su parte, la especialista Medina resalta que el verdadero trabajo preventivo para no tener que hablar de bullying es poder trabajar con los padres y educadores en las habilidades socioemocionales y de pertenencia de los niños y adolescentes, para poder evitar caer en estas dinámicas sociales de acoso que se pueden dar en algún momento.
Consejos para padres
Recopilamos algunos consejos de ambas especialistas, para trabajar desde casa y así reconocer el acoso, enfrentarlo de forma asertiva y no reproducirlo.
- Enséñele a su hijo a hablar y a poner límites sin agredir, ensaye con ellos cómo hacer las cosas de manera diferente, cómo responder frente a una burla y también a buscar apoyo en otros compañeros o en adultos.
- Ser víctima de bullying puede dañar su confianza, recálquele que no es su culpa lo que ha pasado, ayúdelo a reconocer sus cualidades, habilidades y fortalezas.
- Si su hijo es testigo de bullying estimúlelo para que rompa el silencio, incentívelo a ayudar a quien está solo, actos de amabilidad con el que está siendo marginado o se han burlado pueden hacer la diferencia.
- Trabajar el desarrollo moral desde que son chiquitos, como tratar con cariño, generosidad, compartir, palabras claves: por favor, gracias; enseñar la relación entre lo que está bien y mal.
- Trabajar las habilidades sociales en los niños, su valoración personal, su sentimiento de comunidades y relaciones horizontales.
- Los adultos o padres tienen que modelar comportamientos positivos, por ejmeplo, en la forma de tratar a las personas, en las palabras que se dicen.
¿Qué debe hacer el colegio o los profesores?
A nivel escolar es importante garantizar una protección efectiva frente a situaciones de intimidación. Los docentes deben tener una observación activa, no dejar pasar por alto situaciones de burlas y trabajar en espacios seguros para reportar futuros incidentes. “Los adultos en el contexto escolar pueden aportar en el apoyo a los estudiantes siendo muy firmes con el respeto. Dentro de la jornada se debería trabajar en habilidades sociales, resolución de conflictos, empatía”, acota la psicóloga Fuentes.