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Acné en la adultez

20 mayo 2021 - Bienestar
La piel adulta es más propensa a la acumulación de células muertas, estrés y grasa que termina en acné. Una especialista nos habla del tema.

¿Tienes más de 25 y has vuelto a tener acné? Seguramente te sentirás como en tu adolescencia... y es que el acné en adultos puede ser mucho más común de lo que parece. El acné tardío o acné en adultos, como comúnmente se lo conoce, puede aparecer hasta en el 40 % de los adultos, siendo las mujeres quienes son más propensas a esta afección o imperfecciones en la piel, con un 75 a 85 %, según la dermatóloga Cinthya Castillo, máster en medicina estética.

DIFERENTE AL DE ADOLESCENTE

Cuando preguntamos si el acné tardío es diferente o similar al de la adolescencia, la dermatóloga nos comenta que usualmente 50% de los pacientes tienen historia de familiares de acné en etapa adulta y puede ser una prolongación del acné de la adolescencia que se vuelve a reactivar. No obstante, en cuanto a las lesiones, estas pueden ser las mismas: puntos negros, puntos blancos, pápulas, pústulas, nódulos y quistes.

SUS CAUSAS

El acné, al ser una enfermedad frecuente, crónica y multifactorial, puede ser causado por varios componentes en la edad adulta. La especialista detalla las más frecuentes:

Hormonales: Tanto las hormonas de origen ovárico (estrógenos y progesterona) como las de origen suprarrenal (entre ellas, el cortisol, hormona estrechamente relacionada con el estrés emocional) pueden estar detrás de un brote de acné en un adulto. En el caso de las mujeres, los cambios hormonales por la menopausia, embarazos y ovarios poliquísticos pueden ser un desencadenante de acné.

Estrés: Para los adultos, el llevar una vida ajetreada puede acarrear complicaciones adicionales como la inflamación y la aparición de signos prematuros de envejecimiento cutáneo. El estrés, además, daña el colágeno, favoreciendo la aparición de arrugas. El cortisol reduce la producción natural de ácido hialurónico, que deshidrata la piel y aumenta la apariencia de las líneas finas.

Alimentación: Existe cierta controversia sobre la importancia de la dieta en el tratamiento del acné, pero en principio, no hay evidencias que justifiquen modificar, ni eliminar o restringir alimentos como el chocolate, las grasas, la leche o los frutos secos; salvo en casos puntuales en que se sospeche o se demuestre la implicación de algún alimento concreto.

Bacterias: Cuando los poros se obstruyen por exceso de sebo hay colonización de bacterias, en este caso, el propionibacterium acnés, es la bacteria que produce el acné inflamatorio. Cuando existe mucha actividad física o se tiende a la sudoración, las glándulas sebáceas se saturan y se mezclan con las células muertas de la piel y con las bacterias (que viven en nuestra dermis) causan brotes de acné.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTOS

La doctora Castillo indica que el diagnóstico se obtiene con una exhaustiva historia clínica, evaluación del examen físico para realizar la comprobación visual de las lesiones, su tipo, distribución, etapas de desarrollo, etc. “Se enviarán exámenes de laboratorio y hormonales si se sospecha una alteración”, añade.

El acné tardío, usualmente, requiere tratamiento farmacológico hasta en un 30 % de los casos, acorde a la médica. Por ello, la selección del tratamiento debe ser individualizada en función de la gravedad, la presentación clínica y la afectación de la calidad de vida.

ES IMPORTANTE SABER...

- Las limpiezas faciales pueden ayudar muchísimo siempre y cuando sean realizadas por alguien que tenga conocimiento del procedimiento y que no manipule las lesiones inflamatorias.

- El tabaco y los malos hábitos agrava seriamente el acné en etapa adulta.

- Algunas cremas faciales tienen contenidos grasos, es por esto que se recomienda que sean libres de grasa (oil free) para impedir su acumulación en la piel y evitar el aporte de nuevos elementos grasos.

- El uso de ciertos medicamentos puede desarrollar o agravar el acné, como corticosteroides, hormona adrenocorticotropa (ACTH), andrógenos, psoralenos, vitaminas B2, B6 y B12, entre otros.

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