Con el comienzo del año, muchas personas buscan revertir los efectos de los excesos festivos sometiéndose a dietas extremas que prometen una rápida pérdida de peso. Estas dietas suelen eliminar grupos alimenticios esenciales, como los carbohidratos, las grasas e incluso los lácteos.
Sin embargo, lejos de ser una solución saludable, estas prácticas pueden comprometer gravemente el bienestar físico y emocional, porque todos los grupos de alimentos son fundamentales para nutrir el cuerpo, por eso la clave es lograr una alimentación completa, equilibrada y balanceada.
Estos son algunos de los efectos de eliminar alguno de los grupos alimenticios en la salud.
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- Falta de energía: Eliminar carbohidratos complejos, como la avena, limita la producción de glucosa, lo que genera fatiga constante y dificultad para concentrarse, afecta el rendimiento, y puede llevar a sentir desmotivación, ya que el cerebro no recibe el combustible necesario para mantener un estado de ánimo equilibrado.
- Pérdida de masa muscular: Las dietas hipocalóricas severas hacen que el cuerpo degrade masa muscular para sobrevivir. Debido a que sus efectos son muy rápidos y se pueden perder hasta 8 kilos al mes, suele ser la más utilizada y de las más riesgosas por todo lo que conlleva perder músculo.
- Enfermedades: Una dieta baja en proteínas produce sarcopenia, que es la pérdida de masa muscular, pocos lácteos contribuyen a la osteoporosis, y muchas proteínas puede causar problemas renales severos. Para equilibrar los efectos de una dieta rica en proteínas, es fundamental incluir una ingesta adecuada de frutas y verduras.
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- Trastornos del sueño y del bienestar emocional: Prescindir de alimentos ricos en triptófano, como el yogur y quesos frescos, interfiere en la producción de serotonina, la hormona que regula el bienestar emocional, y melatonina. Y sin un descanso adecuado, se produce un círculo vicioso: la falta de sueño incrementa los niveles de cortisol (la hormona del estrés), lo que afecta el equilibrio emocional y dificulta la recuperación del cuerpo.
- Desequilibrios digestivos: Excluir alimentos ricos en fibra y probióticos, como los granos integrales, frutas frescas y el yogur natural, altera el equilibrio de la microbiota intestinal. Esta comunidad de microorganismos juega un papel esencial en la digestión y en el fortalecimiento del sistema inmune.
¿Cómo construir una dieta saludable?
Equilibra tus comidas con nutrientes clave: Asegúrate de que tus comidas incluyan carbohidratos complejos (como avena, quinoa y camote) para energía sostenida, proteínas magras (como pollo, lentejas y lácteos) para la reparación y mantenimiento de tejidos, y grasas saludables (como aguacate, nueces y aceite de oliva) para la salud cerebral y hormonal. Los lácteos favorecen la salud digestiva gracias a los probióticos, que contribuyen a un equilibrio intestinal y fortalecen el sistema inmunológico.
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Planifica tus comidas para evitar restricciones: Establece horarios regulares de alimentación y prepara tus comidas con antelación para evitar recurrir a opciones poco saludables. Incorpora snacks equilibrados, como yogur con frutos rojos o hummus con zanahorias, que te mantendrán saciado entre comidas sin caer en excesos.
Consulta a un especialista: Un nutricionista puede personalizar tu plan alimenticio según tus metas, como pérdida de peso, aumento de masa muscular o mejora de la salud digestiva. "Esto asegura que tus necesidades nutricionales están cubiertas sin eliminar grupos alimenticios esenciales ni caer en desequilibrios", sugiere Ana Altamirano, nutricionista de Vita Alimentos.