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Llegar a Bameno puede tomar hasta más de dos días, los waorani aseguran que es el punto más lejano del Ecuador.
Una casa tradicional waorani, en un mismo espacio convive toda la familia.
Las tortugas charapas adornan los miles de troncos caídos sobre los ríos del Yasuní.
Niños de la comunidad de Bameno juegan sobre una canoa en un día con mucho sol.
Los caimanes son habitantes predilectos de Yasuní, en la noche se los puede observar con ayuda de linternas que iluminan sus ojos en color rojo.
Volar sobre el Yasuní es la mejor opción para admirar los ríos que lo recorren como venas.
Las boas siempre pueden ser avistadas en las ramas altas de los árboles.
El perfil de un águila harpía, otro de los predadores de Yasuní.
Yasuní es de los lugares con mayores especies de ranas en todo el mundo.
El Ceibo gigante de Yasuní es un árbol con más de 200 años de antigüedad según expertos.
Una madre wao junto a su bebé.
Los caimanes se posan tan quietos sobre las orillas de los ríos, que decenas de insectos pueden posarse sobre ellos.
Desde Yasuní se pueden apreciar las principales constelaciones, como en ningún otro lado del Ecuador.
Una mujer wao tejiendo una pulsera típica.
La alegre Miñemo, la esposa del chamán de Bameno, Kemperi
Papagayos se reúnen en un lamedero de lodo rico en minerales que les ayuda a la digestión de las frutas y semillas.
En el Yasuní hay más especies de árboles que en toda Norteamérica.
Yasuní es también uno de los sitios con más especies de mariposas de todo el mundo.
Meñegua es uno de los últimos guerreros waorani que quedan en Bameno.
Una pequeña waorani juega entre los árboles, solo las mujeres se pitan el rostro con achiote a manera de antifaz.
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