La poetisa Gabriela Mistral (1889-1957), la única mujer iberoamericana con el premio Nobel de Literatura, sigue más vigente que nunca 75 años después de recibir el galardón y Chile, que revisa continuamente su legado, la recuperó en el último año como símbolo de la crisis social.
Desde hace décadas, los chilenos homenajean de diferentes formas a la escritora y pedagoga: su rostro, de expresión ceñuda y labios apretados, figura en todos los billetes de 5.000 pesos y son numerosas las escuelas, bibliotecas y museos que llevan su nombre.
Su imagen, de mujer adelantada a su tiempo y defensora acérrima de la educación pública, ganó todavía más presencia a partir de octubre de 2019, cuando se desató en Chile la ola de protestas más grave en décadas y su rostro fue recuperado por los jóvenes estudiantes y mujeres que protagonizaron las marchas.
"A principios del siglo XIX, Mistral ya lideraba algunas luchas que siguen vigentes a día de hoy en nuestro país como la defensa de la educación pública, la diversidad sexual, el feminismo y la igualdad", señaló a Efe Felipe Mella, director del emblemático centro cultural Gabriela Mistral (GAM), uno de los más importantes del país.
La institución, fundada y bautizada en homenaje a la poetisa durante el Gobierno de Salvador Allende (1970-1973), fue intervenida durante el estallido social por numerosos manifestantes que convirtieron su fachada en un mural artístico de las demandas sociales.
Entre todas las pinturas, destaca una ilustración de la escritora, con pantalones vaqueros en lugar de su habitual traje de chaqueta de dos piezas, y guiando a un pelotón de mujeres que portan el pañuelo verde al cuello, símbolo de la lucha por el aborto libre.
"LA CONSTITUYENTE PERFECTA"
Para Mella, Mistral -Premio Nacional de Literatura en 1951 y máxima exponente de las letras en Chile-, hubiera sido la "candidata constituyente perfecta" ahora que el país enfrenta la redacción de una nueva Constitución para responder a los reclamos por un modelo más igualitario que nacieron en las calles.
"Ella se hubiera involucrado hoy en todos los temas y su carácter mediador y su mirada serían perfectos para canalizar las demandas ciudadanas", aseveró.
El próximo abril se escogerán los miembros de la asamblea que redactará una nueva Carta Magna en sustitución a la actual, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y denostada por un 80 % de los chilenos en un histórico referéndum el pasado octubre.
En la misma línea, Karen Vergara, fundadora del colectivo literario "Mistralianas", dedicado a la difusión de su obra, señaló a Efe que la poetisa hubiera sido una figura "clave" en el proceso constituyente actual porque "era una mujer que estaba en contacto con la realidad chilena" pero que también gozaba de "reconocimiento en las altas esferas políticas y diplomáticas".
ROSTRO DEL POTENTE MOVIMIENTO FEMINISTA
La académica, experta en materia de Género y Cultura, explicó que el potente movimiento feminista chileno se ha encargado recientemente de "resignificar su figura", a menudo encorsetada en su rol de educadora y defensora de la maternidad.
"Nosotras valoramos su faceta de mujer que no estaba sometida a nada, que viajó sola por todo el mundo y que se acompañó de otras mujeres amantes sin importarle lo que decían los demás",aclaró.
La poetisa -que nació con el nombre de Lucila Godoy, pero pasó a la historia con su seudónimo literario-, defendió los derechos de la infancia, se desempeñó toda su vida como profesora de primaria y reivindicó el rol de la educación pública llegando a liderar la reforma escolar en México.
Pero, además de su labor pedagógica y poética, detalló Vergara, Mistral también ha dejado un legado "político" y "subversivo" y es vista a día de hoy como "icono lésbico" y procausa de género.
Pese a que nunca hizo pública su homosexualidad, la autora de las reconocidas obras "Desolación", "Tala" y "Lagar", fue vista en numerosas ocasiones con compañeras mujeres, como la escritora estadounidense Doris Dana o la joven maestra Laura Rodig, con quienes se especula que tuvo duraderos romances.
Para el director de la Escuela de Lenguaje y Comunicación de la Universidad San Sebastián, César Díaz Cid, Mistral fue "víctima del patriarcado de su época", circunstancia que ha llevado a que su obra todavía "no esté lo suficientemente estudiada".
Pese a sus orígenes humildes, la escritora dio la vuelta al mundo con su poesía, se desempeñó como cónsul en varias ciudades de Europa y América y llegó a ser mentora de otros poetas como Octavio Paz o incluso Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura en 1971.
"Mistral era una escritora fuera de lo común, que destacó por su amplísimo conocimiento literario desde muy joven pese a ser autodidacta y todavía a día de hoy sus ensayos tienen mucho que enseñarnos", relató a Efe.