Tras el anuncio de la liquidación de Enfarma, agoniza la prometida soberanía farmacéutica. El complejo en Yachay quedó en planos y en el abandono. La empresa modificó sus prioridades, según sus cambiantes administraciones, que sumaron ocho en siete años.
Nació en 2009. Muere lentamente de inanición presupuestaria. Su partida de defunción se firmó a fines de mayo, cuando el presidente Rafael Correa anunció que la empresa farmacéutica estatal, Enfarma EP, sería liquidada.
La efímera entidad hereda al país una promesa incumplida: debía ser la piedra angular en la era de la soberanía farmacéutica. Debía garantizar el acceso de medicamentos a bajo costo al sistema de salud pública. Este facturó, en 2015, 288 millones de dólares, que representan la quinta parte del mercado farmacéutico nacional, estimado en 1.500 millones durante el mismo año, según la publicación especializada Análisis Semanal.
Realidad. Las obras están prácticamente abandonadas
pues el contrato con el Cuerpo de Ingenieros del
Ejército se dará por terminado. Foto: Cecilia Puebla