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Artesanías, una tradición cuencana

lunes, 26 octubre 2015 - 02:17
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Se conoce que los cañaris empleaban técnicas de tejido muy similares a las que actualmente se utilizan en las zonas rurales de Azuay en donde se elaboraban prendas con fibras vegetales como la cabuya y el algodón.

Posteriormente los incas introdujeron la lana de los camélidos y los europeos la de las ovejas, diversificándose así los estilos y diseños de los tejidos. Los tintes se los obtenía de todo tipo de plantas, flores y frutas, tal como se lo sigue haciendo hoy en día en algunas comunidades campesinas.

De allí, que llaman la atención las vestimentas típicas como las polleras cuencanas (faldas), chales, blusas y bolsicones. Todas ellas presentan hermosos trabajos bordados de estilo folclórico tradicional, con dibujos de flores, pétalos y hojas.

Para que todos los visitantes de Cuenca estén más compenetrados con el arte del tejido, fue creado el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP). Esta institución abrió sus puertas al público en 1975 a través del Gobierno y la Organización de Estados Americanos (OEA).

Su objetivo principal es rescatar la artesanía regional, defender su valor y capacitar para que nuevas generaciones la mantengan. Un total de 1.500 personas son capacitadas en las distintas ramas artesanales.

Folleros, tejedores de macanas y de sombreros de paja toquilla, marroquineros, entre otros son entrenados a través de los cursos denominados interamericanos de desarrollo, diseño o de producción artesanal.

Raúl Cabrera, guía y capacitador del CIDAP, manifiesta que algunas ramas artesanales han estado a punto de desaparecer. Sin embargo, gracias a la intervención de esta institución se ha rescatado incluso conocimientos como el IKAP (técnica de amarrado o jaspeado) que proviene de Malasia.

Los textiles que más acogida tienen tanto para turistas nacionales como extranjeros son los paños o chales denominados “macanas”, cuya elaboración está muy extendida en la zona de Gualaceo y Bullcay.


Alicia Ortega, representante de la empresa Homero Ortega.
Foto: José Dimitrakis

Entre los colorantes naturales se encuentran productos vegetales como frutas (uvas, moras, nogales), flores, hortalizas (zanahoria, cebolla) e incluso productos animales como los gusanos comúnmente denominados “cochinilla”.

SOMBREROS DE PAJA TOQUILLA

El Austro concentra el 90 por ciento de la producción del sombrero de paja toquilla en el país. Esta, sin duda, es una labor que ha sido muy reconocida en la cultura ecuatoriana, pues pasó de ser una actividad artesanal para convertirse en Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el 5 de diciembre de 2012.

Entre 1944 y 1946, los sombreros de paja toquilla fueron parte del primer rubro de exportación nacional contribuyendo a mejorar la economía de esa época con el trabajo de 250 mil personas. Aunque en ese entonces, en el mundo conocían a los sombreros como Panamá Hat.

Actualmente, algunas empresas todavía producen este famoso artículo ecuatoriano. Uno de ellos es el local Homero Ortega, que se dedica a esta actividad desde 1956.


Vicente Andrade, asistente de gerencia de K Dorfzaun S.A.
Foto: José Dimitrakis

Según Alicia Ortega, representante del negocio, los sombreros que produce la empresa se exportan a 28 países en todo el mundo, entre los cuales se destaca Canadá, México, Brasil, Chile, Argentina, Inglaterra, Italia, Alemania, Australia, China y Japón.

“Gestionamos y buscamos nuevas alternativas de promoción, con catálogo, fotografía, buscando cómo hacer conocer que el Panamá Hat es ecuatoriano, cuencano y sobre todo que es nuestro”, asegura.

El primer trimestre de este año se exportó aproximadamente 1,6 millones  de sombreros a  varios países de Europa, Asia, América y Oceanía, según datos del Banco Central del Ecuador.

La exportadora y productora de sombreros de paja toquilla K Dorfzaun S.A. elabora un gran número de artículos terminados y no culminados o también llamados (campanas de paja toquilla).

Se produce un total de 20 mil unidades mensualmente. De este total, el 25 por ciento es sombrero terminado y el resto es semiterminado. La producción se exporta a varios países del mundo, pero principalmente a la Unión Europea, Rusia y China.

“En el exterior apetecen más del sombrero de paja toquilla, el mercado interno más bien es un poco marginado por llamarlo así. El 95 por ciento de la producción está destinado al exterior, mientras que el cinco por ciento es de consumo nacional, dividido entre turistas, regalos y promociones”, afirma Vicente Andrade, asistente de gerencia de K Dorfzaun S.A.

El Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares fue creado para rescatar y conservar los conocimientos artesanales de la región austral. La tejeduría y marroquinería son parte de las principales actividades.

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