El crecimiento de las ciudades fue explosivo y poco planificado. Pero eso es historia. Quito, Guayaquil y Cuenca serán las tres ciudades más pobladas en 2050. ¿En ese orden? Muy probablemente, si se mantienen las tendencias poblacionales, según datos de la CEPAL. Ecuador tendrá entonces 23,4 millones de habitantes, según las predicciones.
¿Cómo será la vida en las ciudades? Guayaquil se consolidaría como la segunda ciudad, por población. Para 2050, un tren ligero impulsado por electricidad pudiera ser la solución al problema del transporte: la gobernación del Guayas sugirió esa alternativa.
Cuenca tiene claras sus expectativas para 2050. Ese año, apenas sobrepasará el millón de habitantes: las políticas públicas actuales se enfocan en mantenerse como una "ciudad intermedia".
Quito se prepara. La actual administración creó el Instituto Municipal de Planificación Urbana (IMPU), a cargo de construir la visión Quito 2040, plica el arquitecto Alberto Rosero Cueva, director de Planificación Estratégica Territorial. ¿El desafío? “Estructurar un territorio policéntrico, con 12 centralidades urbanas y cuatro centralidades ambientales”.
Se refiere a todo el Distrito Metropolitano, que tiene 430 mil hectáreas. De ellas, 40 mil corresponden a la ‘mancha urbana de Quito’. En esta zona actualmente viven 2,3 millones de personas, con una densidad promedio de 56 habitantes por hectárea. Lo óptimo es densificar el uso del suelo, para aumentar el promedio de habitantes por hectárea. Quito del futuro será una ciudad de edificios altos. ¿Optimizar espacios? Lugares de trabajo compartido (co-working), cultivos de huertos en sitios reducidos, serán cada vez más comunes con el tiempo.
“La mancha urbana teóricamente pudiera ser ocupada por siete millones de pobladores. Hasta 2040, si se mantiene la tendencia, habrá 3,5 millones viviendo en Quito. La política apunta a que no crezca la mancha urbana, que no se invadan zonas ambientales ni productivas, sino que se densifique el uso del suelo”.
Rosero enfatiza que la construcción de Quito 2040 es un proceso participativo: la versión inicial de la visión se elaboró a través de un diálogo entre profesionales, gremios, representantes de la sociedad; la fase de retroalimentación se cumplió en diez talleres zonales con 700 representantes. El siguiente paso es ajustarla a través de discusiones barriales. El reto: diseñar una ciudad inclusiva, abierta, global, competitiva, ambientalmente responsable, con memoria, y lo fundamental, “Diseñada para la vida”.
Ciudades competitivas
Una cosa en común tienen las ciudades que se proyectaron a futuro: el diálogo permanente entre lo público, lo privado y el sector académico, asegura Álvaro Maldonado, secretario de Desarrollo Productivo y Competitividad en el Municipio de Quito.
Quito es pionera en la creación del Consejo Consultivo de Competitividad, integrado por representantes de los tres sectores. “En la misma mesa, definimos tres áreas principales para trabajar: cómo impulsar el desarrollo productivo; cómo superar la tramitología; y, cómo atraer inversiones a Quito”.
El primer eje contempla los polígonos industriales. Las industrias que se ubicaron hace décadas en zonas alejadas pero que hoy están rodeadas por barrios tendrán la oportunidad de ajustar sus niveles de emisiones. “Se crearán parques industriales, con la garantía de que en el futuro no haya viviendas alrededor”.
La Zona Económica de Desarrollo Especial (ZEDE), que contempla 207 hectáreas junto a la pista del aeropuerto de Tababela se proyecta como un hub logístico regional (centro de operaciones). Esto permitirá que los aviones aterricen con carga que posteriormente viajará hacia otros países de la región, y despeguen con exportaciones de flores, frutas y otros bienes. La tramitología era, según se identificó, una dificultad para crear empresas en la capital: en ciertos casos se redujo a la cuarta parte el tiempo para cumplir los requisitos que fijaba el Cabildo.
¿Cómo atraer inversiones? En mayo del año anterior, en el foro QuitoInvest se promocionó un abanico de proyectos de inversión, especialmente en las áreas de sostenibilidad, turismo y movilidad. En conjunto, representan una inversión de $ 3.000 millones. “Hemos recibido 140 cartas de interés para los proyectos”, asegura Maldonado. La inversión para los proyectos varía entre $ 1,5 y 1.200 millones.
