La Asociación de Mujeres Waorani de la Amazonía Ecuatoriana elabora artesanías con la fibra que obtienen de la palmera chambira. A través de esa iniciativa, ellas obtienen ingresos económicos y a la vez cuidan su casa: el Yasuní.
La chambira, conocida por los waoranis como one, simboliza la vida. Sus usos son diversos: la utilizan para dar masajes con sus hojas durante el parto y con su fibra elaboran hamacas que las usan para la llegada de un nuevo miembro a la comunidad.
“Cuando las mujeres tejemos una ‘yoo’ (hamaca) que será utilizada en el parto dejamos un hueco en el centro, porque el cuerpo de la mujer debe encajar cómodo y su forma tiene que ayudar a la dilatación… Siendo el proceso del parto vital para los waorani, el ‘yoo’ simboliza al útero materno”, recopila Manuela Ima Omene, en el libro “Saberes Waorani y Parque Nacional Yasuní: Plantas, Salud y Bienestar en la Amazonía del Ecuador”.
Con la chambira se hacen shigras para recolectar alimentos
o hamacas especiales para el parto. Foto cortesía PPD-PNUD
Durante la vida, cada uno de los waoranis es dueño de su propia hamaca. En ella descansan y realizan sus actividades diarias. Cuando fallecen, son enterrados con ese tejido.
OPORTUNIDADES
La chambira también es sinónimo de oportunidades. Con su fibra se tejen shigras para recolectar los frutos de la selva, entre ellos el de esa palmera.
El abanico se amplió y ahora las integrantes de la Asociación de Mujeres Waorani de la Amazonía Ecuatoriana (AMWAE) hacen collares, manillas, aretes, llaveros, hamacas con ese material. Ellas comercializan a través de la marca “Waorani” en sus tiendas artesanales, por Facebook o por su página web.
Lo de las artesanías surgió como una alternativa económica que reemplazó a la caza incontrolada de la vida silvestre. Este cambio de visión incluyó a las tareas de conservación de los bosques y su manejo sustentable. Además, se recuperaron las técnicas de siembra y saberes ancestrales de plantas forestales y de cacao orgánico, que lo venden con la marca WAO.
Foto cortesía Programa Pequeñas Donaciones.
Esta iniciativa arrancó en 2009, cuando se ejecutó el proyecto Bosques, chambira y réplica de buenas prácticas de las artesanías de las mujeres de la AMWAE en Napo y Pastaza.
En esta propuesta participaron 100 familias de cinco comunidades pertenecientes a las parroquias rurales Chonta Punta (Napo) y Curaray (Pastaza). El objetivo fue establecer el biocorredor Akllak Sacha.
Éste se encuentra en la cuenca del río Jatun Yaku y abarca unas 224 mil hectáreas. A través de esto se busca enlazar las zonas protegidas y las áreas biodiversas para aumentar la supervivencia de las especies. El Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) financió este proyecto con 50 mil dólares. En total la inversión ascendió a cerca de 114 mil dólares.
El PPD fue creado en 1992 por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y en Ecuador es implementado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Desde 2004 este organismo apoyó 320 proyectos y benefició a 27 mil familias; se establecieron 16 biocorredores en la Costa, Sierra y Amazonía.
RESULTADOS
La propuesta ha dado sus frutos hasta el momento. En septiembre del año pasado, Manuela Ima Omene, como representante de AMWAE, recibió en Nueva York el Premio Iniciativa Ecuatorial. Este galardón resalta cada año los esfuerzos locales para reducir la pobreza mediante la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad.
El reconocimiento lo entrega una alianza conformada por varias organizaciones públicas y privadas, entre ellas la ONU, para incentivar la participación de los pueblos indígenas y comunidades locales en la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Nueva York. En septiembre de 2014, Manuela Ima Omene, como
representante de las mujeres waorani, recibió el
Premio Iniciativa Ecuatorial. Foto: Fabrice Grover
La cosecha se complementa con el rescate de varias tradiciones que se estaban perdiendo. “Tradicionalmente, nos adornamos el cuerpo todos los que asistimos a las celebraciones con dibujos, coronas, brazaletes y collares; los hombres, llegan con largos plumajes de ‘guacamayo’ en la mano, cantando en voz alta y arrojando sus lanzas a unos troncos de plátano colocados en la entrada de la casa; las mujeres, arriban entonando sus melodías y sujetando hojas largas y brillantes, ocasionalmente si desean hoy pueden lucir una corona de pluma que antes fue solo de uso masculino”, relata Manuela Ima Omene.
TIEMPO DE COSECHA
De sus fiestas, que se celebran entre enero y abril, se destacan las relacionadas a varios productos que obtienen de la selva, como el maní, la yuca y la chucula. Esos festejos coinciden con la época de cosecha de esos alimentos. Además, otras de las ceremonias se vinculan a su bebida tradicional: la chicha de yuca.
La recolección de frutos sigue. En junio de este año, el representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Nuno Queiros entregó una placa de reconocimiento a la AMWAE por su trabajo a favor de la preservación del Yasuní. En ese acto se expusieron sus productos para que sean considerados por galerías, tiendas artesanales y museos.
En esa ocasión, el Programa Pequeñas Donaciones presentó el libro “Tejiendo por la vida”, una guía práctica en la que se detalla el proceso de capacitación y el paso a paso para la elaboración de artesanías con fibra de chambira en base a los saberes waorani. De esa forma, la Asociación de Mujeres Waorani que nació en 2005 como una alternativa para mejorar la educación y la salud de sus hijos, a más de cuidar el ambiente, ahora continúa en tiempo de cosecha.