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La fulgurante toma de poder de Emmanuel Macron

domingo, 18 junio 2017 - 04:09
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por Sophie PONS
 
Emmanuel Macron -el presidente más joven de la historia de Francia- completó este domingo su toma de poder relámpago, con una mayoría abrumadora en la Asamblea Nacional, solo un año después de haber fundado su movimiento centrista y proeuropeo.
 
Hace tres años, este exbanquero de negocios de 39 años graduado en escuelas de élite francesas, era prácticamente un desconocido, al igual que la mayoría de los candidatos a diputado de su movimiento La República en Marcha (LREM) electos este domingo en legislativas.
 
Después del triunfo de Macron en las presidenciales, varios analistas dudaban que su joven movimiento creado hace apenas un año pudiera obtener una mayoría parlamentaria para llevar a cabo sus reformas socioliberales.
 
Pero, con entre 355 y 400 escaños según los sondeos, superaría ampliamente el umbral de la mayoría absoluta (289 diputados). Sin embargo, la abstención récord de más del 56% es una muestra de que "los franceses no quisieron firmar un cheque en blanco", como afirmó el portavoz del Gobierno, Christophe Castaner. 
 
En noviembre pasado, cuando publicó su programa en plena campaña presidencial, Macron prometió una "revolución". Una promesa que ha cumplido con la profunda renovación de la vida política, la derrota de grandes figuras políticas con años de experiencia frente a novatos y el fin del bipartidismo de derecha e izquierda.
 
"¿El salvador de Europa?", titulaba esta semana The Economist, quien celebraba los primeros pasos de Macron en una Europa en crisis, en pleno auge de movimientos nacionalistas. 
 
Sus adversarios, en cambio, denuncian la "Macronmanía" que parece suscitar este hombre con aires de yerno ideal, ojos azules, bien peinado, educado y elegante. 
 
Macron "seduce por su carisma", un carisma vinculado a "su edad, apariencia, atractivo e inteligencia", opinó el filósofo Gilles Lipovetsky. Según él, Emmanuel Macron ha "forjado una relación particular" con las francesas por su relación con su esposa, Brigitte Trogneux-Macron, su antigua profesora, 24 años mayor que él.
 
Emmanuel Macron dio sus primeros pasos en política en 2012, cuando dejó su cargo en el banco de negocios Rothschild & Co y se convirtió en consejero económico del presidente socialista François Hollande. 
 
En agosto de 2014 fue nombrado ministro de Economía, un cargo que le permitió, según uno de sus allegados, evaluar la talla del "estancamiento" del país. 
 
Ante un puñado de simpatizantes, lanzó en abril de 2016 en Amiens (norte), su ciudad natal, un "nuevo movimiento político", "ni de derecha, ni de izquierda", abierto a la sociedad, participativo y colaborativo.
 
Su movimiento se ha convertido desde entonces en una máquina de guerra. Para las legislativas, examinaron "19.000 candidaturas", filtradas después de "600 horas de preselección" y "estudiadas durante 180 horas", un proceso "casi industrial", explicó un responsable del movimiento.
 
Intuitivo, ambicioso y audaz, su jefe, un producto del sistema, hijo de médicos y alumno brillante, centró su campaña en el tema de la "ruptura".
 
- Reformas -
 
Macron aspira a reformar rápidamente Francia, con un paquete de medidas de inspiración social-liberal. En mayo inició negociaciones con representantes sindicales para avanzar en su ambiciosa reforma del código de trabajo, una de sus prioridades.
 
A esto se suma una ley de "moralización" de la política, otro de los pilares de su mandato tras una campaña plagada de escándalos judiciales. Esta ley fue presentada a mediados de junio.
 
No obstante, desde que asumió la presidencia ha tenido algunos tropiezos. El partido centrista MoDem, dirigido por su ministro de Justicia, François Bayrou, se encuentra en el centro de una investigación por presuntos empleos ficticios en el Parlamento Europeo.
 
Algunas declaraciones polémicas viejas han vuelto a salir a la luz y se ha cuestionado la integridad de algunos candidatos, empezando por uno de los más cercanos al presidente, el ministro de Cohesión del Territorio, Richard Ferrand.
 
Además, sus esfuerzos por controlar su comunicación e impedir cualquier filtración llevaron a algunos periodistas a denunciar una violación del derecho a informar. 
 
Desde los partidos tradicionales, tanto de izquierdas como de derechas, de izquierda radical o de ultraderecha, han denunciado el riesgo de "absolutismo" que podría provocar la mayoría parlamentaria para el presidente Macron.

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