Actualidad

Mujeres ecuatorianas forman parte del "Atlas de la Belleza"

miércoles, 2 marzo 2016 - 03:42
Facebook
Twitter
Whatsapp
Email

Una fotógrafa rumana recorre el mundo para mostrar que la belleza está en todas partes, desde una mezquita iraní hasta en las zonas de lujo de Oxford (Inglaterra). En su atlas incluye mujeres de Otavalo, Cuenca y de la Amazonía ecuatoriana.

“Hay un lugar en el Ecuador donde la mayoría de los hombres tienen el pelo largo hasta la cintura y las mujeres usan orgullosas su ropa tradicional. Aunque es una ciudad próspera y con influencias modernas, la población indígena de Otavalo mantiene sus costumbres y hábitos”, describe la fotógrafa rumana Mihaela Noroc.

En esa ciudad imbabureña, ubicada al norte de Quito, fotografió a Diana con su vestimenta tradicional: una blusa blanca adornada con bordados de coloridas flores hechos a mano y con encajes. Se complementa con dos anacos de paño sujetos por fajas o chumpi (en kichwa), a más del wallka o collares dorados y las manillas, entre otras alhajas.

Esa imagen, en la que se divisa al fondo el lago San Pablo, forma parte de su proyecto "El Atlas de la Belleza”. Una propuesta en la que muestra a mujeres menores de 30 años de diversas partes del planeta.

“Pese a los efectos de la globalización, en la que cada vez más mujeres tienden a comportarse y vestirse igual, es agradable ver que todavía hay diversidad, que hay jóvenes que asumen con orgullo sus orígenes”, señala Mihaela.

ITINERARIO

Hace dos años, Mihaela Noroc empezó su periplo por el mundo. Entre agosto de 2013 y noviembre de 2014, ella fotografió a más de cien mujeres de 37 países.

En su ruta estuvo el Oriente ecuatoriano. “En un pueblo kichwa, con costumbres milenarias, me encontré con una joven muy expresiva. Ella vestía el traje de novia que usó cuando tenía 15 años”, cuenta la fotógrafa de 29 años.

Cuenca también formó parte de su itinerario. Al atardecer, mientras caminaba  por las céntricas calles de la capital azuaya, Mihaela observó que al interior de una casa patrimonial se encontraba una chica junto a su familia. Luego de explicarles sobre el proyecto, ellos le autorizaron para que al día siguiente le tome varias instantáneas a Liz, quien lució ropa tradicional del Austro que había conservado su familia.


Entre agosto de 2013 y noviembre de 2014, Mihaela Noroc
fotografió a más de cien mujeres de 37 países.

Uno de esos atuendos es la macana o chal. Ésta se elabora en el cantón Gualaceo y es parte esencial del vestuario de las cholas cuencanas. Este tejido tiene sus orígenes precolombinos y para su confección se usan herramientas y telares de madera.

La técnica que se usa para hacer las macanas se llama ikat, que consiste en el amarrado con cabuya para el tinturado del hilo. En este paso se define el diseño que llevará la prenda. La complejidad depende de la imagen y de los matices que necesita, ya que se coloca un color a la vez. El chal más fino puede costar más de 200 dólares. Otra fue la pollera. Esta falda se confecciona, en la mayoría de casos, con terciopelo. Se caracteriza por sus coloridos y bien laboriosos bordados. Según los adornos tejidos a mano, esta prenda puede costar hasta 400 dólares.

“Yo prefiero fotografiar rostros naturales, sin mucho maquillaje”, indica Noroc. Y añade: “a veces solo tengo 30 segundos para hacer un retrato porque me encuentro con una mujer interesante, por casualidad, en la calle. Otras veces posan una hora luego de que coordiné a través de una red social”. Así fue el caso de varias jóvenes, a quienes les tomó fotos en los portales de la Catedral cuencana.

POR TODAS PARTES 

Su atlas incluye a mujeres que encontró en las favelas brasileñas, en barrios populares de Colombia, en la sierra peruana, en una mezquita iraní y en la meseta del Tíbet. También están dentro de su mapa las que acudían a uno de los templos budistas de Birmania, en el Asia, o se encontraban en las zonas de lujo de Oxford, en Inglaterra, o en los suburbios de Sídney, en Australia.


Mihaela Noroc recorrió Birmania, en el sureste de Asia, en bicicleta. En otros
destinos se movilizó a pie o navegó en lancha. Foto: Mihaela Noroc

“Ahora puedo decir que la belleza está en todas partes. No es una cuestión de cosmética, dinero, raza o condición social, sino más bien de ser uno mismo”, indica Noroc.

El idioma no fue un limitante. La fotógrafa europea no solo recurre a los cinco idiomas que habla, sino que en casos extremos ha usado su lenguaje corporal para convencerles a ellas para que posen ante su cámara.

En junio de este año tiene previsto su segundo periplo por otros países para completar “El Atlas de la Belleza”. “Tal vez en 50 años casi todas las mujeres del mundo se vistan y actúen igual. Espero que mi proyecto siga siendo un testimonio de las culturas y tradiciones de mi época”, concluye Mihaela Noroc.

Más leídas
 
Lo más reciente