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De "eso" no se habla

jueves, 14 febrero 2019 - 02:59
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Elena pesa menos de 80 libras. A sus 12 años debería pesar más pero padece de desnutrición. Los ingresos familiares no permiten una dieta adecuada. Sin embargo, Elena ha empezado a subir de peso. No porque esté alimentándose mejor sino porque su tío la violó y está embarazada. Su situación es evidente para toda su familia pero de “eso” no se habla en casa. El tío que vive fuera, los visita una vez al año. 
 
Si Elena aborta, su organismo deberá enfrentar una intervención dolorosa, traumática y que probablemente pondrá en riesgo su vida porque se realizará en la clandestinidad. En el Ecuador, la posibilidad de una interrupción voluntaria del embarazo no está permitida para las mujeres ni para las niñas violadas, a menos que tengan una discapacidad mental. 
 
Si Elena decide mantener su embarazo su cuerpo sufrirá grandes transformaciones y tendrá mayores probabilidades de requerir una episiotomía  (tajo o incisión que se practica desde  la comisura posterior de la vulva hacia el ano, con el fin de evitar un desgarro de los tejidos durante el parto y facilitar la expulsión de la criatura) o una cesárea. 
 
En el documento Vidas Robadas II, de la Fundación Desafío, a partir de una investigación cualitativa se presentan 10 cuadros clínicos que presentaron menores de 14 años al enfrentar el parto que incluían desgarros en la horquilla vaginal, desproporción céfalo-pélvica (relación entre la cabeza del bebé y la pelvis de la madre), anemia, preeclampsia, sufrimiento fetal, sangrado postparto, infección del líquido amniótico, entre otras complicaciones. 
 
Si después de ser víctima del brutal acto que se cometió contra ella, Elena hubiera acudido a un centro de salud a contar lo sucedido debería haber recibido el anticonceptivo de emergencia o la píldora del día después, junto con medicamentos antirretrovirales para evitar el VIH y otros para prevenir otras enfermedades de transmisión sexual. Elena no lo hizo. 
 
Según el informe Política Intersectorial de Prevención del Embarazo en Niñas y Adolescentes 2018 - 2025, de cada 10 casos de violencia sexual, seis corresponden a menores de edad. Como está registrado que el 80 por ciento de las víctimas son de sexo femenino, se puede concluir que las niñas son las principales afectadas por la violencia sexual en el país.  
 
El documento profundiza en el hecho de que especialmente en niñas de menos de 14 años este tipo de violencia ocurre en ámbito familiar, educativo y en el entorno cercano a la víctima. Sostiene que la mayoría de esos casos no son denunciados, que el 40 por ciento de las niñas no informan de lo sucedido a nadie y que al 28 por ciento que avisan no les creen. Advierte, además,  que el embarazo en menores de 14 años ha sido invisibilizado por estigma, ocultamiento o falta de datos.  
 
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