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Los oscuros rincones pueden transformar la literatura

miércoles, 21 septiembre 2016 - 04:21
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¿Y si el peor monstruo fuese quien nos dio la vida? ¿Cuánto tiempo puede sobrevivir una persona comiéndose a sí misma? ¿Quién sería capaz de resucitar a su hijo a cambio de condenar su alma? Stephen King lleva más de 48 años escarbando los extremos tenebrosos de la mente a través de sus relatos. Sus obras más icónicas como The Shining, Carrie, It, entre otras, son una ventana que muestra el horror a partir de las experiencias ordinarias, de las cosas comunes que se viven y se sienten. 
 
Aunque a veces sus exploraciones no van más allá de consultas casi periodísticas (como aquella que le hizo a un amigo doctor respecto al auto-canibalismo, buscando ideas para uno de sus relatos), son sus vivencias más personales, traumáticas y sombrías las que le han permitido plasmar el terror psicológico y la angustia en sus narraciones
 


Pet Sematary, su novela más angustiante, nace de evitar que su hijo muera atropellado por un camión, durante su residencia como profesor en la Universidad de Maine, en una carretera de transporte pesado. El protagonista de la novela parte de una situación similar donde su hijo muere. A través de él, Stephen King vive lo que hubiese sido capaz de hacer por revertir el accidente. “El resplandor” se inspira en parte en su estadía en el Stanley Hotel y en su etapa de alcoholismo. Su adicción no le permite recordar cuando escribió novelas como Cujo. Igual que su personaje Jack Torrance -que llegó a alucinar que intentaba matar a su familia- King dejó que el alcohol lo empujara a algunos excesos.

 
Su método de escritura no es un misterio. King hace zoom y aplica tensión en puntos del relato cotidiano que despiertan el horror desde lo habitual, desde lo básico. Esto es evidente en novelas como Eso. Pennywise, el protagonista, evoca al asesino en serie y violador John Wayne Gacy, que animaba fiestas disfrazado de payaso, en un tiempo en el que estos crímenes se reportaban con frecuencia. 
 
 
Lo mismo ocurre con la trilogía de Bill Hodges. En la primera novela de esta saga, Mr. Mercedes, el asesino busca ejecutar crímenes en escala similar a los ataques terroristas registrados en los últimos años: durante en eventos públicos, con explosivos caseros. No busca el comentario social, sino proveer una historia que nos acerca al horror que somos capaces de causar y reflexionar sobre aquello.
 
Su romance con Hollywood ha tenido baches. Aunque considera a las películas The Shawshank Redemption, The Green Mile, Stand by me y The Mist como excelentes adaptaciones, deplora la que hizo Stanley Kubrick de The Shining, por tratar a su protagonista como un villano irredimible. También dijo sentirse decepcionado por la cantidad de secuelas que existen de The Children of The Corn. 
 
Sin embargo, a sus 68 años, King no deja de influenciar a la cultura popular con series recientes basadas en novelas homónimas como Under The Dome, 11.22.63 y películas como el reboot de Eso y la primera adaptación de The Dark Tower, que está compuesta por 8 novelas, donde interconecta la naturaleza de los sucesos paranormales en su historia, para enriquecer la mitología de su origen.
 
Las preguntas de este escritor y su deseo de escarbar en rincones oscuros continúan. Ahora lo hace también junto a su hijo, Joe King, quien no sólo sigue continúa trabajando el género del horror, sino que le pone un trasfondo científico como en su más reciente obra: The Fireman.
 


 
 
 

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