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Legado ecuestre

martes, 9 agosto 2016 - 04:03
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Fotos: José Dimitrakis

Galo Ramírez y Antonio López engalanan con sus monturas, pecheras y riendas a los caballos de Salitre, conocida como la capital montuvia del Ecuador. Sus trabajos a mano se observan durante las fiestas cantonales.

La vida de Jairon Quinto gira alrededor de los caballos. A los ocho años aprendió a montar. Desde esa ocasión la mayoría de sus anécdotas están relacionadas a esos animales. Uno de ellos es el de aderezar o engalanar al equino para los rodeos y las cabalgatas montuvias que se realizan en las fiestas de su natal Salitre, ubicada a 40 kilómetros al norte de Guayaquil.

“Mientras más adornado esté mi caballo es mejor”, cuenta Quinto, quien coloca la montura y demás accesorios a su compañero de viaje luego de haberlo bañado. “Todo ese equipo pesa más de 60 libras”, añade el jinete.


A mano. Antonio López es heredero de
una tradición centenaria. Él hace los
adornos en acero con la ayuda de un
martillo. Ese trabajo lo realiza en 15 días.

Dixon Silva tampoco escatima esfuerzos con el fin de tener a su caballo con la mejor gala para las festividades. “A veces me endeudo para que mi caballo se vea bonito”.

ARDUO TRABAJO

Detrás de esas artesanías que lucen los caballos está Antonio López, de 61 años. Él dio sus primeros pasos en este oficio a los 10 años. Sus instructores fueron su abuelo y su padre, quien nació en Vernaza, parroquia rural de Salitre. En honor a su progenitor bautizó su talabartería como Don Viterbo. De sus ocho hijos, uno continúa ayudándolo y espera que con él se mantenga viva una tradición que en su familia ya supera el siglo.

Con un molde hecho con madera de mango empieza el diseño de la montura. Luego coloca los primeros arneses. Este proceso le lleva unos 15 días hasta que el cuero se amolde al diseño.


Gustos. Las formas de las monturas son
variadas. Para las mujeres es afamada la
"Galápagos" porque es parecida al
caparazón de la tortuga gigante.

Los adornos los hace con acero o platina. Mientras que el tallado sobre el cuero lo hace a mano. En esos detalles se observan caballos, jinetes, los nombres de los dueños o gallos. Ésta última forma es solicitada por los apasionados a las peleas de gallos.

En este taller una montura se encuentra desde 500 dólares. Una pechera, que va debajo de la cabeza del caballo, vale más de 250 dólares. El costo depende de la cantidad de adornados que tengan los accesorios y del material. “Algunos me piden que sea de bronce”, afirma López. En total, un jinete puede invertir cerca de 2.500 dólares.

DE FERIA EN FERIA

Galo Ramírez, de 68 años, es otro de los afamados artesanos de Salitre, conocida así porque sus tierras eran salitrosas o tenían sal que atraía al ganado vacuno. Él aprendió a los 12 años este trabajo de su cuñado Segundo Rivera, quien vivía en Vinces, provincia de Los Ríos. Luego de tener su taller en Baba, cantón de Guayas, hace dos décadas decidió radicarse en la capital montuvia del Ecuador.


Para los hombres el modelo de
montura preferido es "la vaquera".

El molde que usa para las monturas es de madera de mango. Luego las forra con cuero o suela. Los accesorios los hace con acero. Antes, los hacía de plata, pero el incremento en el precio de este mineral le obligó a cambiar de material. En este local, una montura se vende desde los 300 dólares. La pechera, el cabezal, el freno, la rienda, los estribos suman unos 800 dólares. También hay monturas para mujeres. Éstas son acolchonadas y se las llama Galápagos por su parecido al caparazón de las tortugas gigantes del Archipiélago.

Durante tres décadas, Ramírez recorrió las ferias agrícolas y ganaderas de ciudades como Babahoyo y Santo Domingo. Ahora en su taller le ayuda uno de sus dos hijos. Rosalino Ramírez se encarga de cortar el cuero y de impregnar los diseños sobre ese material.

DE FIESTA

“Sin tener terrateniente ni ganadero, moto chúcaro en el rodeo, y en Salitre mi caballo hace caracoleo, porque soy diestro montuvio chalanero (adiestrador)”. Este amorfino ejemplifica la tradición ecuestre que tienen los  habitantes de este cantón del Guayas, en donde viven cerca de 60 mil habitantes. El 80 por ciento reside en los sectores rurales. Las principales actividades son la ganadería y la agricultura. En especial se dedican al cultivo de arroz, cacao, sandía, mango, entre otros productos.


Detalles. Antonio López crea diseños 
de acuerdo a los gustos de sus
clientes. Uno de los más solicitados
es el que tiene caballos.

Durante el invierno y las actividades diarias, las monturas son de madera. En las actividades diarias, muchos montubios usan motos para movilizarse. Esa es una de las preocupaciones de Galo Ramírez, quien afirma que sus clientes han disminuido. Ahora elabora canilleras para los trabajadores de la zafra y vainas para los machetes. En cambio que Antonio López se decidió por restaurar las antiguas monturas.

Pese a eso, la galantería está reservada para las fiestas como la del 12 de octubre en que se celebra el Día del Montuvio. También son importantes las festividades de Santa Marianita de Jesús el 26 de mayo y el 27 de noviembre por la cantonización.

En esos días se realizan los rodeos montuvios. En esa actividad se mide la habilidad de los jinetes al momento de montar caballos chúcaros o de enlazarlos con una cuerda. Esta tradición se mantiene vigente en este cantón guayasense desde 1952 cuando participaron por primera vez varias haciendas. Allí los participantes dedican su jornada a uno de los asistentes alzando su sombrero de paja toquilla. Luego, el que recibió el saludo colabora con dinero de acuerdo a cómo le fue en la competencia.

Durante el resto del año, Jairon Quinto participa de las cabalgatas montuvias que se realizan en varios cantones del Guayas. Además, junto a otros salitreños representan a su tierra en los rodeos. El reto es mantener a Salitre como la capital montuvia del país.

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