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"El periodismo digital en sí no descubre nada nuevo"

miércoles, 24 agosto 2016 - 05:53
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Hay esperanza para el periodismo en cualquier plataforma, siempre y cuando cumpla con una condición elemental: debe ser de calidad. Es lo que plantea el catedrático y periodista Guillermo Gurrutxaga, quien sostiene que el oficio digital que se construye desde la ciudadanía tiene su verdadero valor solo cuando es abordado por un profesional. El diálogo sobre este tema, considerado urgente por la academia y la práctica periodística, se realizó durante su visita a Ecuador para impartir una de las materias de la Maestría en Periodismo Digital de la Universidad Casa Grande de Guayaquil. 
 
Desde su experiencia como periodista, docente e investigador de las dinámicas de comunicación, ¿Cómo ayuda el periodismo digital a la democratización del periodismo?
 
El periodismo digital en sí no descubre nada nuevo, sino que da nuevas formas de respuestas a demandas que ya existían antes: la demanda de democratización, la de que se reconozca el derecho de acceso a la información. El derecho a la información normalmente se ha concebido como el derecho de alguien a emitir, el derecho de poder -como colectivo o persona- aparecer. Eso ha sido muy descuidado, muy abandonado. Se podía responder antes, pero ahora podemos responder mucho mejor.
 
¿Cómo ve que en Ecuador, en un año preelectoral, haya claras estrategias digitales pese a que la penetración de internet aún no supera el 30%?
 
Puedo entender que haya una estrategia digital para la comunicación política y no deberían abandonarla. Es entendible que se tome en cuenta –aunque no sean la mayoría- a quienes tienen acceso a redes. Y el 70% que no accede a los mensajes en redes, lo sabrán a través de los medios tradicionales, que recogen y retransmiten esos mensajes.
 
¿Y la campaña cara a cara?
 
Twitter ha resuelto una distancia física, pero hemos abandonado la comunicación cara a cara. En Europa cada vez hay menos mítines, la gente participa cada vez menos físicamente, cada vez es más apática. Es la participación de muro.
 
En marzo de este año, el director de El País anunció la inminente transformación del diario en un medio esencialmente digital.
 
 
¿Qué fue entonces la primavera árabe?
 
En ese caso, la tecnología era la única posibilidad de comunicarse. La tecnología dirigió el descontento, no había otra opción.
 
¿Ocurre el fenómeno opuesto en América?
 
América es muy diversa. Y en Sudamérica tiene que ver con la penetración de internet. La política ha encontrado en lo digital esa respuesta de prestigio. Aunque mi potencial votante no tenga acceso, tengo que estar ahí.
 
¿Eso no es marketinización de la comunicación política?
 
Sin duda. Ese es uno de los peligros de las redes sociales y de hacer política a través de celulares. Abre posibilidades, pero hay riesgos, como el de estar siempre preguntando y respondiendo. Habrá que tejer mecanismos para encauzar esa participación; es bueno participar y hay que responder, pero también establecer parámetros. Es que nuestros códigos deontológicos no están hechos para esta era, la tecnología va un paso adelante.
 
Entramos en el análisis del llamado periodismo ciudadano, del ciudadano sin los medios como intermediario. ¿Es una amenaza al periodismo?
 
No es una amenaza. Es algo muy positivo. Los medios debemos aprovecharlo. El periodismo ciudadano por sí mismo no va a durar. Funciona cuando los periodistas profesionales reconocen el aporte del ciudadano. El periodismo ciudadano se convierte en periodismo cuando ha pasado por manos de un profesional.
 
Las redes sociales de grandes medios no publican necesariamente las cosas que pasan en las esferas locales...
 
Los medios las acaban publicando porque saben que si no lo hacen la noticia se va a difundir sin ellos. La gente va a enterarse de cosas sin necesitarlos. Pero no todo lo que los ciudadanos cuentan sirve. No puedes simplemente retuitear. Tienes que contrastarlo, que completarlo.
 
"Twitter es un mundo de titulares, ¿pero estamos informados?", dice el catedrático.
 
¿Los medios tradicionales siguen siendo necesarios?
 
Todavía los medios tienen credibilidad. Están recuperando cierto poder. Después de la eclosión, del boom de los blogs, la gente se dio cuenta de que no todo era real. Los medios están haciendo un buen trabajo aunque les ha costado. Lo que publica un medio con su marca tiene más credibilidad. Twitter es un mundo de titulares, ¿pero estamos informados?
 
Pero esa imagen de marca fue ganada off line...
 
Pero sin trabajo on line eso no sirve.
 
¿Qué posibilidades de supervivencia tienen los medios nativos digitales?
 
Con casi nada se puede crear un medio, que no es tan caro como un medio tradicional. Son muy pocos los que no habiendo pasado por la universidad pueden hacer buen periodismo. No todos sobrevivirán, pero sí que habrá. El crowdfounding puede funcionar. En España ya hay medios así que ya son rentables.
 
Las métricas condicionan la pauta on line, la pauta condiciona la sostenibilidad. Vivimos la dictadura de las métricas.
 
Hay que mantener la independencia de las áreas que manejan información, porque hay historias que no son rentables a corto plazo. Hay medios que han surgido con muchos accionistas con pocas participaciones, que no están pendientes de los clics. Sí hay medios que quieren buen periodismo, que están dispuestos a tener grandes historias. En esos medios contratan a buenos periodistas. Hay esperanza.
 
¿Y hay esperanza para los medios tradicionales que hicieron la incursión digital?
 
El riesgo de lo digital es caer en la frivolidad, pero la democracia también tiene sus riesgos y los vale. Hay que tener cuidado con que el público se vuelva nuestro dictador , pero no podemos vivir de espaldas al público. 
Antes éramos como dioses, una vez emitido o publicado algo era muy difícil que el usuario consiga una rectificación. Ahora tenemos que asumir con humildad que lo que informamos puede ser mejorado.  Así que la revolución digital mejora al periodismo. No todo será rentable y caerán medios…
 
¿Por qué invertir entonces en una apuesta de riesgo para los medios?
 
Los medios tienen sus intereses y son legítimos. Pero no tienes más que abrir tu propio Facebook. Si tu medio no apuesta, si lo que pones allí bajo tu marca no aporta nada, no se diferencia del montón de noticias que cualquiera pone, cuál es tu valor. Antes los medios éramos pocos, pero ahora competimos con las redes, con Hotmail, con blogs. Por eso hay que invertir mejor y volver al buen periodismo.   Los empresarios lo acabarán entendiendo porque no les va a quedar de otra.   Estamos hablando de negocios: sus viejos usuarios se van muriendo y los nuevos usuarios no sintonizan un programa o compran, ellos funcionan con televisión a la carta, con contenidos a la carta, y más vale que sean buenos. 
 
El New York Times ha aumentado la inversión en el área digital con miras a obtener beneficios en el 2020.
 
¿Qué están haciendo mal los medios digitales en Ecuador?
 
Volcar todos los contenidos de su periódico, sus noticieros o su revista. No es bueno porque sea digital, lo diferenciador es el periodismo. La televisión como tal va a transformarse.   Veo poca participación ciudadana. La televisión ofrece poco contenido a la carta. Es un mundo absolutamente por hacer. En Ecuador lo digital está concebido como un escaparate.
 
Hablemos de periodistas digitales: ¿el nuevo oficio discrimina a los periodistas de más de 60 años? 
 
Yo creo que los medios no pueden prescindir de la experiencia de los periodistas.  Alguien que escriba muy bien puede tener apoyo para hacer videos, infografías y demás recursos multimedia. No soy partidario de los todólogos, creo que el periodismo multimedia potencia el trabajo en equipo.  No se necesita experiencia digital porque todo es relativamente nuevo, pero sí que es necesaria la experiencia periodística. Los que venimos del viejo oficio nos tenemos que adaptar, pero lo básico es el periodismo.  Mis alumnos vienen locos sabiendo hacer un montón de cosas. Y yo les digo que el peridoismo no es eso; para eso métanse a Google y busquen un tutorial de cómo hacer periodismo. Lo digital es el medio no es el fin. Es el cómo y lo básico es el qué. Lo básico es la historia. 
 
¿Por qué se necesita un masterado? 
 
Por el reciclaje, para adaptarnos, para formarnos como cualquier trabajador. Ahí no hay edad. Los periodistas hemos sabido siempre cómo contar una historia. Si alguien es buen periodista lo peor que podría hacer su empresa es prescindir de él. Si las empresas de medios siguen contratando gente menos costosa para lo digital  van a perder talento y el talento tarda muchos años en conseguirse.  Los nuevos periodistas, con más destrezas, no conocen el golpe de la competencia, porque existen conceptos como los curadores de contenido.  Hay que recuperar el valor de la exclusiva. Identificarse como medio porque saca algo diferente. Y reflexionar en que ahora un periodista, como marca personal,  puede identificarse por siempre sacar algo diferente. 

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