Humberto Mite es uno de los balseros más habilidosos del cantón guayasense de General Villamil-Playas. Desde los 10 años aprendió el arte de navegar en una balsa con vela. Él sabe sobre las corrientes de viento y en qué momento salir a altamar.
“Yo veía lo que mis abuelos y mis padres hacían”, cuenta Mite. Recuerda que con su atarraya (red) pescaba langostino, corvina, bagre y sardina. Con la aparición de los botes a motor cada vez más grandes, la pesca fue disminuyendo en los bajos o lugares en donde el mar tiene cuatro metros de profundidad. (Ver GALERÍA)
A sus 76 años, Humberto es uno de los 16 socios de la Cooperativa Las Balsas que mantiene viva la tradición de la pesca en una balsa con vela. Ahora no solo pesca chuhueco (peces pequeños que están en veda durante los primeros seis meses del año) sino también en los fines de semana se dedica al turismo. El resto de sus 69 compañeros, incluido su hijo, se cambió a las lanchas a motor.
Foto: José Dimitrakis
“Nosotros nos vamos con marea, no nos botamos en contra. Y nos regresamos con marea. La lancha no respeta mareas, sale hasta con marea en contra”, explica Antonio Escalante, quien tiene una lancha y su balsa. Y añade: “Con viento más fuerte los de vela llegan más rápido que los botes a motor. Si no hay viento, hay que hacerle como Popeye al remo”.
ALTAMAR
Para llegar a los bajos, los pescadores han establecido varios puntos geográficos como referencia. Ellos salen a las siete de la noche. En su recorrido observan las luces de la playa de Engabao, luego unos árboles y unas casas hasta llegar al sitio determinado. En la mañana regresan al lugar del que salieron.
Cuando se dirigen hacia el sur también han establecido sus indicaciones en el perfil costanero. “Con el aguacero a veces nos perdemos”, señala Escalante, quien cree necesario un GPS para usarlo en esas circunstancias.
Ellos van en una balsa que está armada por tres troncos. “Para juntar los palos se amarran las piezas con cabuya. Éste último elemento tiene la propiedad de dilatarse y apretar cuando se humedece”, señala una investigación del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC). Mientras que la vela tiene unos dos metros de altura.
Foto: Prefectura del Guayas
“También se solían tallar dos cavidades denominadas ‘vivero’ o ‘bodegas de la carnada’, las cuales son una innovación relativamente reciente y muy ingeniosa para poder mantener viva la carnada y fresca a la hora de la pesca mayor”, indica el estudio.
Según el informe del INPC, esta embarcación se asocia a las culturas Valdivia (del 4.000 a.C. al 2.000 a.C.) y Huancavilca (del 500 a.C. al 1.500 d.C.). Con la llegada de los españoles, el uso de este bote decayó.
“Desde hace aproximadamente un siglo, este conocimiento del uso de las balsas se ha concentrado en el territorio que hoy corresponde al cantón Playas. Históricamente, las balsas han sido el instrumento principal para la pesca y la obtención del sustento diario”, se refiere el artículo del INPC en el que se determinó la importancia de este bote como ícono local.
SIN VELA
En Playas también hay las balsas a remo. Son 18 socios de la Asociación Costa Brava. Isidro Crespín, expresidente del grupo, cuenta que en cada embarcación se emplean a 12 personas. Solo en la balsa van hasta seis personas con sus respectivos remos que tienen tres metros de largo. El resto colabora en las tareas de desembarque de la red chinchorro, en la que se puede pescar hasta cinco quintales.
Foto: Prefectura del Guayas
Estas balsas están armadas por cinco troncos. Y solo van al océano cuando la marea es favorable. Durante seis meses se dedican a otras tareas o capturan peces más grandes debido a la veda del chuhueco, el cual lo venden a las fábricas de harina. Los fines de semana y los feriados tampoco salen al mar debido a las restricciones por el turismo.
Ahora ellos capturan corvina, bagre, róbalo, entre otros. Su técnica consiste en lanzar la red en una extensión de 300 metros para la captura de los peces. Los integrantes de esta asociación esperan que se realicen nuevos estudios para determinar cambios en la veda. Ellos quieren que la balsa siga navegando en el Pacífico.
COLOR A LAS BALSAS
Durante un tiempo, las velas de las balsas llevaban publicidad de una marca de champán. En 2011, la Prefectura del Guayas impulsó el proyecto “Balsas con Memoria”.
Bajo la dirección del artista Hernán Zúñiga, los pescadores pintaron las velas con detalles de la historia y de la cultura del cantón Playas. Con sus coloridos diseños, las balsas con velas se convirtieron en un atractivo turístico. Además, se han realizado varias regatas para incentivar su uso.