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Tareas: cantidad y calidad

viernes, 10 febrero 2017 - 12:20
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    ¿Son las tareas beneficiosas? ¿Cuánto tiempo hay que dedicarles? Estas preguntas están perennemente rondando la mente de educadores y padres, sin embargo, la discusión se reavivó con el anuncio del Ministerio de Educación sobre este tema. Citando a diario El Universo: “Para educación general básica (EGB) elemental, que comprende segundo, tercero y cuarto año, será de 30 a 40 minutos; para EGB media, de quinto, sexto y séptimo año, de 40 a 60 minutos al día; de EGB superior, octavo, noveno y décimo año, 60 a 80 minutos; y para bachillerato corresponderá un tiempo de dos horas como máximo” (3 de octubre de 2016). 
     
    Este pedido de reducción de tareas estaría alineado en cierto grado con la regla de los “10 minutos” que apoya la Asociación Nacional de Educación en los Estados Unidos. De acuerdo a esta, los estudiantes de primer grado (Segundo de básica) tendrían 10 minutos, los de segundo grado (Tercero de básica) 20 minutos, hasta llegar a Tercero de Bachillerato (Año 12 en Estados Unidos), que tendrían hasta dos horas diarias de tareas. Pope, profesor de Stanford añade que tanto los estudiantes más pequeños como los mayores, también necesitan tiempo para el juego no estructurado y actividades extracurriculares (Weir, 2016). 
     
    Ahora, más allá de la cantidad de horas dedicadas a las tareas, otro punto importante es la calidad de las mismas. De acuerdo a Nancy Self, profesora de la Universidad Texas A&M, los docentes deben replantearse las razones para enviar tareas. “En lugar de ver a los deberes como tareas obligatorias que los estudiantes deben completar como parte de la rutina escolar, los docentes pueden usar las tareas para fortalecer lo trabajado en clase, reforzar destrezas e involucrar a los estudiantes en experiencias de aprendizaje significativo”. 
     
    Sugiere además, asignar tareas que involucren a los estudiantes activamente con sus familias para promover tiempo de calidad juntos y demostrarles que el aprendizaje puede ocurrir también fuera de las aulas. 
     
    Por ejemplo, al enseñar proporciones, solicitar a los estudiantes que busquen la receta de su postre favorito; si la receta es para cuatro personas, pedir que la acomoden para servir a ocho y 12 personas. Para fortalecer el cálculo de conversiones, se podría sugerir ir al supermercado y comparar el precio de productos equivalentes de diferentes empresas, realizar un cuadro comparativo, tomando muy en cuenta la cantidad de producto por envase. Por otro lado, en una clase de sociales, si están viendo algún evento histórico, vivido por los padres o abuelos, sugiere que los entrevisten para conocer su visión sobre aquellos sucesos “¿Qué pasó? ¿Cómo lo vivieron?”.
     
    Ante la resolución ministerial, el desafío de las instituciones será organizar con sus docentes un método que permita mantener la cantidad de tareas según los nuevos estándares ministeriales y pensar cuidadosamente su contenido para que produzca efectos positivos en el aprendizaje.
     
    * Apoyo bibliográfico: APA, ASCD. 

     

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