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¡La consulta es inútil!

viernes, 10 febrero 2017 - 11:58
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    El Presidente Correa impulsa una nueva cruzada pomposamente llamada "Pacto Ético". En las elecciones del 19 de febrero se incluirá una papeleta en la que nos preguntarán si estamos de acuerdo con que, para desempeñar una dignidad de elección popular, se prohíba tener capitales en paraísos fiscales. Lamentablemente, esta consulta será inútil para erradicar la corrupción endémica en el sector público. 
     
    Si un futuro gobernante tuviera activos en un paraíso fiscal, no tendrá que venderlos como dice el texto de la consulta, solamente deberá solicitar al SRI que quite de la lista de paraísos fiscales a ese país y ¡fin del problema! Recordemos que no existe una definición taxativa de lo que es un paraíso fiscal, sino que depende de los acuerdos de intercambio de información con territorios con menor carga impositiva. ¿Entonces para qué sirve la consulta? 
     
    Para nada en la lucha en contra de la corrupción en el sector público, para mucho en el plano político. Como todo líder populista, el presidente Correa tiene que definir en el imaginario colectivo a los “enemigos” del pueblo. En este caso son: los ricos que llevan sus capitales a los paraísos fiscales y las empresas privadas corruptoras. Al otro lado de la escena está la virtud encarnada en un pueblo oprimido. El tercero en esta ecuación es el líder que personifica la voluntad del pueblo y que se alza justiciero en contra de sus enemigos. 
     
    Este escenario confrontador permite despertar nuevos ardores en los seguidores del oficialismo cuya fidelidad se había enfriado luego de una década en el poder. El presidente logra renovar su papel mesiánico que tanto gusta al elector ecuatoriano. 
     
    Por otro lado, las nuevas reglas electorales limitan la participación política a los recursos que el Estado asigne a cada uno de los candidatos. La consulta no solo asignó al oficialismo recursos adicionales para la campaña a favor de su tesis, sino que justifica la participación del presidente Correa en la arena política a pesar de no ser candidato a ninguna dignidad.
     
    La consulta es una cortina de humo con la que el gobierno quiere convencernos que busquemos la corrupción en el sector privado, en los paraísos fiscales y en quienes estuvieron cercanos al poder hace más de una década. Pero la corrupción no es un acto en solitario; requiere que alguien reciba una coima y que alguien la entregue. La descomposición moral de nuestra sociedad llega al extremo de escuchar a la autoridad asegurar que las coimas no hacen daño al Estado. ¡Esto equivale a legalizar la corrupción! 
     
    Si realmente existiera interés en luchar contra la corrupción no se desperdiciarían los escasos recursos de los ecuatorianos en una consulta inútil y se declararía la guerra a los corruptos que siguen enquistados en el Estado. Se permitiría a los ciudadanos denunciar los actos de corrupción sin que estos tengan el riesgo de terminar perseguidos por sus acusaciones. Pero también significaría reconocer el costo político de haber dejado “el arca abierta” durante la última década. Estamos en elecciones y la prioridad es ganar votos. La verdadera lucha contra la corrupción quedará postergada hasta un nuevo gobierno.  
     

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