El hidrogel, cuyos detalles se han publicado en un artículo en 'Nature Nanotechnology', ha sido desarrollado por un equipo de científicos liderado por la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, Suiza, con la colaboración de la Universidad belga de Ghent, la Agricultural University y la Zhejiang Shuren University, ambas de China, y el Instituto de Ciencias Fotónicas de Barcelona (ICFO).
Aunque es habitual, el consumo de alcohol provoca millones de muertes cada año. Solo en 2016, tres millones de fallecimientos se atribuyeron al alcohol.
Existen terapias para aliviar la intoxicación etílica, pero suelen administrarse por vía intravenosa y normalmente solo ofrecen un alivio temporal al centrarse en síntomas como las náuseas y los dolores de cabeza.
Además, algunas terapias también pueden provocar la acumulación de acetaldehído, que puede dañar los órganos del cuerpo.
Esta situación urge a encontrar estrategias clínicas que minimicen los efectos nocivos de la intoxicación etílica tanto a corto como a largo plazo.
Ahora, un equipo liderado por los investigadores de la ETH de Zúrich, Jaqi Su y Raffaele Mezzenga ha desarrollado una posible solución en forma de gel antídoto oral, que ha probado en ratones.
El gel se creó usando beta-lactoglobulina, una proteína de suero de leche abundante que se produce durante la fabricación del queso.
Para catalizar la oxidación del alcohol, los autores produjeron fibrillas de beta-lactoglobulina de un solo sitio ancladas al hierro a escala nanométrica para imitar la estructura de coordinación de la enzima natural peroxidasa de rábano picante, la responsable de descomponer el alcohol en el organismo.
El equipo probó el hidrogel en ratones y comprobó que permanecía estable, toleraba el entorno digestivo y reducía sustancialmente los niveles de alcohol en sangre de los animales.
Además, también evitaba la acumulación adicional de acetaldehído tóxico.
Aunque estos estudios se realizaron en ratones en entornos de laboratorio, los autores indican que las capacidades de desintoxicación del alcohol podrían tener potencial para su traslación clínica, pero subrayan que es necesario seguir investigando.